Es abrumador cómo se han multiplicado los casos de diabetes infantil en los últimos años. Diagnosticarla de forma temprana es de vital importancia, así como, identificar el tipo de diabetes, ya que de ello dependerá el tratamiento.
La necesidad de beber continuamente, conocida como polidipsia, se relaciona con la diabetes. Al igual que, orinar más de 3 litros diarios (poliuria) y la pérdida de peso.
La diabetes tipo 1 la causa la ausencia de insulina y la tipo 2 la resistencia a ella, provocando ambas hiperglucemia. Esto significa que, la falta de insulina impide que la glucosa en sangre ingrese a las células para generar energía. Así, el organismo, comenzará a sacar la energía de los músculos, deteriorando nuestra salud, pudiendo incluso, causar la muerte.
Los síntomas más comunes de la hiperglucemia son: mareos, palpitaciones, visión borrosa, somnolencia, sensación de hambre, sudoración fría, irritabilidad, palidez y pérdida del conocimiento.
La diabetes en menores, es parecida a la de los adultos, sin embargo, los problemas psicosociales son diferentes, pudiendo complicar el tratamiento.
Diabetes Tipo 1
Es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la infancia. El páncreas genera poca o ninguna insulina, por una destrucción autoinmunitaria de las células pancreáticas. En torno al 50% de los niños pierden peso y sufren un deterioro del crecimiento, porque el organismo intenta extraer energía de las células.
Los pequeños con diabetes tipo 1, tienen mayor riesgo de sufrir otras enfermedades autoinmunes, como la enfermedad tiroidea y celiaquía.
Puede ser hereditaria y manifestarse a cualquier edad, aunque es más común entre los 4 y los 6 años, o entre los los 10 y los 14 años.
Diabetes Tipo 2
La diabetes tipo 2 no era común en los niños, actualmente, aumenta al igual que la obesidad infantil. El páncreas crea insulina, pero hay una resistencia a ella y su secreción es deficiente. Por lo general no da síntomas, aunque algunos sufren hiperglucemia. Se diagnostica en pruebas de rutina, en este caso, tras la pubertad, especialmente entre los 15 y los 19 años. La mayoría, sufren también de obesidad.
Prediabetes
Los niveles de glucosa en sangre son demasiado altos, pero no cumple los requisitos como para considerarse diabetes. En adolescentes obesos, puede desaparecer pasados 2 años, o desembocar en diabetes, sobretodo, si continúan aumentando de peso.
Diagnóstico
Existen diversas formas para detectar la diabetes. En función de los síntomas y el historial clínico, los especialistas recomendarán unas u otras pruebas, para su diagnóstico:
- Glucosa plasmática en ayunas.
- Concentración de glucosa aleatoria.
- Hemoglobina glucosilada (HbA1C).
- En ocasiones, prueba de tolerancia oral a la glucosa.
Para determinar el tipo de diabetes, se realizan otros análisis:
- Concentraciones de péptido C e insulina (si aún no está tratado con insulina).
- Pruebas de autoanticuerpos.
Pruebas complementarias
En los pacientes con diabetes tipo 1 habría que estudiar, cada uno o dos años, enfermedades autoinmunes como: anticuerpos de enfermedad celíaca; la hormona estimulante del tiroides (THS), tiroxina y anticuerpos antitiroideos. Añadiendo: enfermedad de Addison (insuficiencia suprarrenal primaria); enfermedades reumatológicas, (artritis ideopática juvenil, lupus eritematoso sistémico, psoriasis) y trastornos gastrointestinales, como hepatitis autoinmunitaria y enfermedad inflamatoria intestinal.
Como los niños con diabetes tipo 2 suelen padecer de: hígado graso, hipertensión e hiperlipidemia, (exceso de grasas en sangre) habría que hacer, también, análisis de funcionalidad hepática, perfil lipídico y un cociente de microalbuminuria/creatinina en orina. Además, si es niña, se recomienda un estudio hormonal, para el control del ovario poliquístico.
Conclusión
Para garantizar la salud y la calidad de vida de los más pequeños, es imperativo diagnosticar la diabetes infantil y el tipo, lo antes posible. Los controles rutinarios, para detectar si ha podido desencadenar otra enfermedad autoinmune, son igual de importantes.
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