Es importante distinguir ambas enfermedades, porque pueden ser términos similares en los síntomas; sin embargo, las causas, los efectos secundarios de cada patología y en especial, la manera de tratarlos, son muy diferentes. 

Durante muchos años, la comunidad médica no fue capaz de diferenciarlas. Diagnosticaban las dos, como vaginitis, creando falsos subgrupos. En muchos casos, no averiguaban la causa que la provocaba, por lo que eran incapaces de eliminarla.

Os explicamos cada una y por qué se produjo el error. 

Tal y como desarrollamos en el post anterior, las mucosas de nuestro cuerpo poseen de manera natural un conjunto de hongos y bacterias (la microbiota) que cumple una función protectora. En la vagina, se denomina la flora vaginal. Ciertas bacterias, (lactobacillus), mantienen el ph ácido de la vagina, evitando el crecimiento excesivo de hongos y otras bacterias.

El desequilibrio en dicha flora, conlleva que algunos gérmenes se multipliquen en exceso, dando lugar a la vaginosis, que no es propiamente una infección, sino, como hemos dicho, una disbiosis.

Uno de los síntomas de la vaginosis, es la vaginitis: inflamación de la vagina. De ahí la confusión en el diagnóstico. Muchas de las bacterias que al multiplicarse en exceso, desencadenan la vaginosis y provocan una vaginitis, o no se habían identificado, o no se habían estudiado minuciosamente, pasando desapercibidas en la emisión de los diagnósticos. 

Vaginosis

¿Qué causa el desequilibrio de la flora vaginal?

La vaginosis no surge por un agente infeccioso en concreto. Se produce por múltiples causas, que unidas, desencadenan esta disbiosis.

El uso de antibióticos dirigido a cualquier infección, puede provocar disbiosis. Esto ocurre, porque el antibiótico puede destruir la flora protectora, (lactobacillus), permitiendo así, el crecimiento excesivo de otros gérmenes.

El embarazo, la diabetes no controlada, un sistema inmunitario deteriorado, el consumo de anticonceptivos orales, o una terapia hormonal que aumente el estrógeno, también pueden incrementar el número de hongos o bacterias oportunistas, causando, por ejemplo, candidiasis.

La humedad, las duchas vaginales, los desodorantes, las piscinas, los baños públicos, una contaminación fecal, las relaciones sexuales sin protección… también favorecen la proliferación de bacterias, lo cual conlleva la alteración del ph vaginal y con ello, de su flora protectora.

Síntomas

Los síntomas de la vaginosis bacteriana pueden ser tan leves, que muchas mujeres, no le dan importancia, por tanto, ni se diagnostican, ni se tratan.

La mayoría de las veces, sólo produce picor y una secreción de flujo blanquecino, de mal olor.

En otros casos:

-Picor e irritación en la vagina y la vulva.

-Enrojecimiento o inflamación de la vulva.

-Sensación de ardor durante las relaciones sexuales, o al orinar.

-Dolores y molestias vaginales.

-Sarpullido vaginal.

-Secreción de flujo espeso y blanco.

-Secreción vaginal acuosa.

Complicaciones

A pesar de que la sintomatología sea leve, los efectos secundarios si no se trata, pueden ser graves.

Si se está embarazada, la infección puede subir hasta el útero, causando problemas en el parto.

Hay que añadir que, al disminuir las defensas de la zona vaginal y tener la mucosa dañada, es más fácil contraer enfermedades de transmisión sexual.

De ahí la importancia de acudir a un especialista y de tratar dicha alteración.

Vaginitis

Es la inflamación de la vagina, que puede dar como resultado: secreción, picazón y dolor. La vaginitis puede producirse por una infección, (generalmente de transmisión sexual, ITS), por vaginosis (habitualmente por disbiosis), o debido a desarreglos hormonales, alergias, u otras enfermedades inflamatorias.

Diagnóstico de vaginosis y/o vaginitis

En BIOMARO-LABS realizamos todas las pruebas, para llegar a la verdadera causa, dando un diagnóstico pormenorizado.

Si tiene cualquier duda, llámenos al 91-4115848, escríbanos a biomaro@biomaro.com o, consulte en nuestra web, en el apartado de Laboratorio de Microbiología Clínica. En Biomaro Labs, te asesoramos.